El bloguero de la megablógolis

se quiere desblogueromegablogolizar,
el que lo desblogueromegablogolizare
será un desblogueromegablogolizador


domingo, 29 de junio de 2008

Helecho arborescente

El operativo que más sinsabor me dejó fue el que hicimos (y yo participé) al mercado de flores de Cuemanco. Estrictamente fue apegado a la ley. Visitamos varios locales en los que se venían plantas de identificadas como reguladas, algunas de origen evidentemente silvestre, pero otras tan cuidadas de sus ramas que sólo podrían estar tan bonitas cultivándolas en cautiverio.
La Ley General de Vida Silvestre exige ciertos requisitos para venderlas y los locatarios no los cumplían. Llenamos varias pick ups con las plantas aseguradas, y hasta una de las camionetas iba desbordada con un gran helecho arborescente que debía costar varios miles de pesos. A algunos vendedores, en particular, les dolió muchísimo la mercancía que les decomisamos. Insisto, apegados a derecho.
Por ley debía presentar las denuncias penales correspondientes y se inició una averiguación previa. La Procuraduría General de la República, a través de la fiscalía especializada en delitos ambientales, efectuó un cateo. En vez de hacerlo de día lo hicieron de noche. Hubo muchas quejas de abusos respecto a que habían decomisado plantas que no estaban reguladas, habían tomado otros objetos distintos a las plantas, y en general denunciaban robos de cosas y dinero que no fueron reportados en las actas.
Como respuesta a estas inconformidades, de la mano de la delegación Xochimilco, iniciamos el acercamiento entre los locatarios y las autoridades de Semarnat que deben impulsar las unidades de manejo ambiental (UMAs), para que ellos mismos pudieran tener viveros con plantas reguladas, y venderlas con papeles. Algunas de las plantas, sin embargo, crecen tan lento en el desierto que no es factible reproducirlas en cautiverio.
Mi sensación fue que, aún sabiendo que en los mercados de plantas se venden especies amenazadas o en peligro de extinción, hacer operativos no nos llevaría a detener la venta ilegal de estas plantas, sólo afectaríamos en lo económico a los locatarios y la gente seguiría con la sensación de que tener un cactus protegido en casa no afecta al medio ambiente.
Por tanto, creo que la efectividad de los operativos es muy previsible. Habríamos tenido que estar casi diario en Cuemanco, Madreselva y otros mercados, para inhibir la venta de estas plantas. Sin embargo, la ley tiene una serie de impresiciones respecto a la vida silvestre (jurídicamente puede significar lo mismo tener la planta sembrada en el jardín de una casa que en los terrenos de un rancho, y en una esta de forma artificial y en la otra de manera natural).
En ese caso lo que hay que hacer es mucha labor de fomento, de hacer conciencia, de difusión, facilitar los tramites para la reproducción en cautiverio, orientar al consumidor, e identificar quién extrae las plantas del desierto, el bosque o la selva.

No hay comentarios: