El bloguero de la megablógolis

se quiere desblogueromegablogolizar,
el que lo desblogueromegablogolizare
será un desblogueromegablogolizador


jueves, 10 de julio de 2008

Suburbanizándome

Un domingo acudí a conocer el tren suburbano. Pensé en viajar en bicicleta al metro más próximo pero no sabía si me permitirían acceder al tren con ella -hoy ya lo sé: no se puede-. Me fui en automóvil al metro División del Norte, que estaba próximo a mi siguiente cita. Tomé el metro hasta Guerrero y transbordé hacia Buenavista.
Delante y detrás de mí, al salir de la estación, había decenas de personas que se dirigían por un laberinto de desviaciones plásticas hasta la entrada de la estación y luego hacia las máquinas expendedoras. Nadie entendía cómo usar las máquinas y pronto me di cuenta de que todos los que estábamos allí, sólo acudíamos a conocer el tren suburbano.
Una familia delante de mí desistió de su intento porque tras una mala explicación de quien ayudaba a los pasajeros frente a la máquina, les dio a entender que debían pagar 25 pesos por pasajero sólo de ida, y comprar una tarjeta por cada uno. "La tarjeta es individual dijo la chica". Nunca les dijo que una alternativa era pagar 20 pesos por cada uno y salir en la estación Fortuna, luego de ir a Lechería y regresar, a un costo de 5.50 más los 11.50 de la tarjeta.
Con esa explicación interpreté yo exactamente lo mismo. 25 pesos pagarían tarjeta y primer viaje, pero de regreso abonar al menos 12.50 para poder volver. Le pedi que abonara otros 25 pesos a mi tarjeta.
En un principio no entendí por qué la tarjeta era individual, hasta que supuse que marcaría la tarjeta también al salir de la estación. Así ocurrió.
El viaje en el tren fue muy confortable. Siendo domingo, me llamó la atención que casi no hubiera lugares disponibles. En menos de 25 minutos había llegado a Lechería. Durante todo el camino pude ver un paisaje distinto de la ciudad: vías, contenedores, algunas construcciones que no conocía, una de ellas muy grande y moderna cerca de los límites entre Azcapotzalco y Tlalnepantla. Muchos puentes peatonales a medio construir. Las estaciones terminadas por dentro pero no por fuera. Ningún local comercial acabado.
Sin salir de la estación me ubiqué en el andén y esperé al tren de regreso. Una instrucción por el altavoz nos ordenó bajar del tren, pero resultó ser el mismo en el que habíamos llegado. Claramente pudimos ver el cambio de vías.
A diferencia del Metro, donde tomar fotografías está prohibido, el personal de seguridad no reclamó ante los muchos fotógrafos que surgen gracias a la digitalización de esta actividad. Me apeé del suburbano en la estación Fortuna, que mediante un pasaje improvisado y techado sobre la calle conecta con la estación Ferrería de la línea 6 del metro. Sólo me descontaron 5.50 pesos, por lo que tengo un saldo de 33 pesos.
La experiencia suburbana técnicamente me pareció impecable. Mal que los paraderos, puentes y áreas comerciales de las estaciones no hubieran estado listos al mismo tiempo que el tren. Pésima la explicación y el manejo de taquillas electrónicas. Sorprendente: que en unos años, con otras rutas de tren suburbano, la manera de llegar a la zona conurbada de la Ciudad de México habrá de cambiar en forma radical.

No hay comentarios: