El bloguero de la megablógolis

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martes, 29 de julio de 2008

Yo estuve el 21 de marzo de 1993

El plebiscito ciudadano del 21 de marzo de 1993 tuvo tres preguntas (las describo):
1. Si el ciudadano estaba a favor de la elección de gobernantes del Distrito Federal
2. Si estaba a favor de que hubiera un Congreso Local
3. Si estaba a favor de que el Distrito Federal se convirtiera en estado 32
Evidentemente ganó el sí en las tres preguntas, e incluso hubo cierta inducción pues se invitaba a la gente a participar y en la explicación ya había ligero sesgo. No obstante en los dos primeros casos las respuestas fueron 84.8 y 84.3% a favor (cifra que coincide con el resultado de la consulta pública del domingo), pero respecto al estado 32 los votos de apoyo bajaban a 66.5%. Esa diferencia era la que más expresaba en una consulta con cierta parcialidad: los participantes se mostraban más simpatizantes de la idea de un congreso local y una elección de gobernantes, que con un estado 32. Y por lo tanto el resultado del plebiscito ciudadano reflejaba dos cosas:
1. Era una manifestación política de algunas decenas de miles de participantes.
2. Reflejaba la posición relativa de la población: el tema del estado 32 era el más delicado.
La consulta de ayer cumple con el primer resultado: Es una manifestación política de los 700 mil ciudadanos que se manifestaron por el NO. Pero no expresa nada en términos relativos pues el resultado es muy cercano para ambas preguntas.
Sin embargo, en el ejercicio de 1993 fue toda la oposición al PRI la que participó, en el de ayer sólo el FAP y el Gobierno del Distrito Federal, apoyado del Instituto Electoral del DF. El resto de la sociedad, se mantuvo apático, en contra o crítico.
¿Qué aportó el ejercicio de 1993 y qué aportó el de 2008? El contexto hizo mucho más poderoso al de 1993, pues a partir de entonces se determinó la elección (indirecta en un primer momento) del Jefe de Gobierno del Distrito Federal. En cambio en esta ocasión sólo contribuye al encono de quienes están en contra de la iniciativa de Felipe Calderón y de quienes creen que ésta se trata de una privatización. No responde a una demanda añeja, como sí respondió el de 1993. Y por tanto se vuelve un ejercicio pobre.

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