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domingo, 18 de enero de 2009

Convivir con los animales "salvajes"

La Ciudad de México, como muchas otras grandes ciudades, ha acabado con su fauna salvaje y también con su flora. Algo se conserva en las montañas, en Xochimilco y en otros lugares más allá del área urbana. En medio de la ciudad queda muy poca fauna o flora. En el caso de la fauna, si llegamos a ver un animal rapaz, como un halcón, es porque se le escapó a alguien o por que se practica la cetrería. En el Pedregal, en la UNAM y en alrededores hay aves, tlacoaches, tarántulas, y otros animales, pero tampoco es muy común verlos.
En una ocasión, estando yo en PROFEPA, recibimos una petición proveniente de un Ministro de la Suprema Corte de Justicia. Omito el nombre del ministro. Cerca de su casa, o frente a ella, no lo sé, había un nido de águilas. Pedía que se le retirara. Ni era función de PROFEPA hacerlo, ni tampoco debía hacerse porque las águilas decidieron, milagrosamente, establecerse allí, y no eran un peligro para nadie, al contrario, en las noches podrían cazar algún ratón y eventualmente hasta una rata.
Recién leí una historia en el periódico REFORMA que me molestó sobremanera. Tomando como base la novela de Harry Potter, la reportera comenta que a una oficina llegó una hermosa lechuza. La nota decía que se estrelló en el piso 44 de la torre. Pero me parece que si se hubiera estrellado se habría caído; y no, se quedó dormida pero quienes la vieron la creyeron desvalida y movieron cielo mar y tierra para que alguien acudiera a "salvarla". Los bomberos llegaron y con los andamios que tiene la Torre Mayor para la limpieza de los cristales llegaron hasta la lechuza que, una vez que los sintió cerca, voló.
El hecho, al igual que el reporte del ministro, refleja nuestra falta de cultura ambiental.
Una vez, de visita en la reconversión de un antiguo relleno sanitario en parque urbano, en Chicago, íbamos en un vehículo de trabajo (una pick up, me parece) y se nos atravesó una gansa con sus crías. Nos detuvimos y esperamos hasta que terminaran de pasar. Si hubieran decidido detenerse allí, el vehículo no podría haber continuado. Si se hubieran parado frente a una maquinaria, los trabajos también se debían suspender. A la fauna no se le molesta.
Me parece que el gobierno, local y federal, debe trabajar intensamente por acrecentar nuestra cultura ecológica. Siempre defenderé que antes de que un gobierno anuncie por cielo, mar y tierra "tu gobierno cumple" o algo así, debe ayudar a formar a sus ciudadanos "evita los accidentes usa el puente peatonal", "respeta a la fauna de tu ciudad", "en zonas escolares máximo 30 kilómetros por hora", "sólo ama a los animales aquél que los deja libres", etc.
De la mano, la autoridad debería tener mucho mejor capacitación, para orientar a quienes reporten hechos como el de la Torre Mayor o el del ministro: que les hablan de los animales, de sus hábitos y de cuándo hay que ayudarlos y cuándo dejarlos libres. Lo que sucedió con la Lechuza (Tyto alba) refleja, sin duda, que no hay quien transmita conocimiento a la ciudadanía sobre estos problemas, y a menudo ni siquiera sabemos a quien llamar (la nota refería que llamaron al Zoológico, a Semarnat, etc., lugares adecuados, pero que quizá no les supieron informar) ni qué hacer.
Hay mucha fauna aún en esta ciudad y hay que saber preservarla.

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