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martes, 17 de marzo de 2009

Vivir en 35 metros

La vida comienza seis días a la semana a 70 kilómetros del centro de trabajo. Despertar dos horas antes del amanecer, brincar a los familiares que se quedan dormidos, bañarse y salir a trabajar. La vida continúa caminando cinco calles hasta donde pasa una camioneta que a su vez conduce hacia un punto más importante del municipio conurbado, donde pasa un microbús que llega a una estación del metro en los límites del Distrito Federal con el Estado de México, y de allí habrá que continuar la vida hasta una estación donde pasa el transporte hacia el centro de trabajo. En total, se habrán invertido 160 minutos de los cuales 80 fueron con los ojos cerrados. Una jornada de 10 horas, con algunas pausas para comer, devuelve al trabajador en 170 minutos, quien llegará a cenar, tener un comportamiento violento en casa, y dormir.
Este ejemplo no es, me parece, la vida de la mayoría de los habitantes de la ciudad, pero sí es la vida de muchos que en los últimos años han logrado comprar una pequeña vivienda. La vivienda se volvió un fin en sí mismo, sin tener lujos, y sin lograr calidad de vida. Este modelo no funciona.
Harían falta dos cosas.
1.Que junto con el pago de la vivienda haya una capitalización superior al pago del principal que permita ampliar la casa mediante un mecanismo financiero innovador. Es decir, que al mismo tiempo que el trabajador paga la hipoteca, vaya generando capacidad crediticia y dando el enganche para un segundo crédito que le permita ampliar su vivienda, y que si bien se muda a un pequeño espacio de 35m2, al cabo de unos años este tamaño se duplique o triplique para que en el largo plazo sus dueños vivan comodamente. Sobra decir que este esquema considera no departamentos sino casas, puesto que un departamento difícilmente podría ser ampliado sin afectar a los otros condóminos.
2.Que no se construyan condominios de esas características si no existe transporte de calidad hacia los centros de trabajo, o que se desarrollen centros de trabajo acordes a las capacidades de quien optan por vivir en los suburbios, de tal suerte que la distancia entre la vivienda y el trabajo se acorte sobre una base en la que la inmensa mayoría de trabajadores haga menos de una hora, y sólo una pequeña parte exceda los 90 minutos.
¿Cómo?

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