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domingo, 5 de julio de 2009

¿Qué es la democracia?

En 2001 participé en un concurso de Ensayo y lo gané. Justo ahora que está terminando la votación para quienes tenemos el huso horario del centro del país, presento un extracto de ese ensayo que -desde entonces- justificaba el voto en blanco. No sabemos aún cuál será el resultado del voto en blanco, pero lo que sí puedo decir es que lo veo como una alternativa de participación. No presenté antes este texto en este espacio porque tampoco me tocaba andar de promotor, por eso sostuve la conveniencia de incluir un papel (Post It) en la boleta como una forma de difundir un pensamiento a favor del ciudadano. Cito varios párrafos, pero en concreto me estoy refiriendo a una frase: "en la democracia la apatía refleja que la diferencia que existe entre las alternativas disponibles tiende a cero":

(de Roberto Remes Tello de Meneses, "La democracia en el ombligo de la luna", 2001)

¿Qué es la democracia?
Sin ser ambiciosos en nuestra definición de democracia, plasmaremos en el papel un concepto lo más pragmático posible, que represente la opinión de este autor, y al mismo tiempo parezca bien fundamentado, si no lo es, en la teoría que sobre la democracia se ha construido a lo largo de la historia de las ideas políticas.
Lo primero que vamos a decir es que en la democracia hay acción y hay inacción, o lo que es lo mismo, hay quienes actúan y quienes no actúan. Quizá más de algún sociólogo nos diría entonces que la inacción social puede dividirse en racional con arreglo a fines, racional con arreglo a valores, afectiva y tradicional, que es el caso de la acción social, bajo las enseñanzas de Max Weber. Eso no importa, lo que importa es que sería difícil pensar en una inacción militante, así se tratara de una política pro abstencionismo, porque entonces el “votante” que se queda en casa asume una acción política, aunque ni siquiera encienda el televisor. La verdadera inacción social, desde nuestro punto de vista, es la total indiferencia sobre algún punto específico, la apatía.
Esto, que pareciera absurdo plantearlo así, tiene relevancia porque suponemos que hay cinco tipos ideales de ciudadanos en la ciudad de México:
-Los que actúan racionalmente de acuerdo a fines,
-Los que actúan racionalmente de acuerdo a valores,
-Los que actúan afectivamente,
-Los que actúan tradicionalmente, y
-Los que, de plano, no actúan.
En la práctica tendemos a ver una mezcla de los cinco. El quinto tipo es fundamental, porque la apatía cumple un papel muy poco valorado en la democracia. La apatía en un gobierno dictatorial es el instinto de preservación, en donde el temor es más poderoso que el deseo o el impulso de actuar racional, afectiva o tradicionalmente (o en todo caso, la apatía se vuelve una acción racional con arreglo a fines, donde el fin es la conservación de la vida o la integridad). En cambio, en la democracia la apatía refleja que la diferencia que existe entre las alternativas disponibles tiende a cero (desde luego partiendo del supuesto de que el tipo ideal del ciudadano apático absoluto no existe, o sea, que la apatía es relativa a uno o más temas específicos).

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