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lunes, 1 de febrero de 2010

La senda del perdedor

A muchos hombres que nos gusta escribir encontramos cierta pasión por Charles Bukowski, por sus sórdidos relatos de un mundo de alcohol, prostitutas, violencia. Uno de los libros que recuerdo de Bukowski es el de La senda del perdedor. En él narra la vida de un joven violento, hijo de un padre violento que siempre lo maltrataba hasta que él lo provocó para que le diera la peor tunda de su vida, sabiendo cómo iba a reaccionar. Nunca más su padre lo volvió a golpear, y a partir de allí, Henry Chinaski, el protagonista, gana todas las peleas de su vida, pero cada triunfo lo convierte en un perdedor.
La sociedad mexicana en la que vivimos me recuerda mucho esta senda del perdedor. Todos sabemos que vamos en el camino equivocado, y sin embargo nos mantenemos en ese camino, pero particularmente los que, a partir de la ausencia en el estado de derecho, se han presentado como victoriosos de la ley del más fuerte, en un estado de naturaleza, como lo llamaba Hobbes.
Un día me platicaron la anécdota de una mujer que, incomodada por los gritos de una señora en un parque casi en el oído, le solicitó bajar la voz y fue golpeada por el esposo de la gritona hasta desfigurarle el rostro sin que nadie se atreviera a defenderla. En una ocasión un tipo, ante mi negativa de bajarme a pelear, arrancó mi espejo. Alguien más me contó que fue golpeado por haber reclamado a un conductor estacionado en lugar prohibido ... y todos hemos conocido el caso de Salvador Cabañas balaceado por no haber metido goles.
¿Puedo o debo reclamar a alguien por estacionarse en un lugar para discapacitados? ¿Puedo reclamar al chofer de un microbús que fume mientras conduce? ¿Puedo reclamar a una persona que arroja una basura desde su auto o mientras camina? En el México de hoy, y particularmente en la Ciudad de México, cualquier obligación cívica refiere un alto riesgo si se trata de reclamar su cumplimiento a un tercero.
Veamos el nivel de la discusión sobre los matrimonios homosexuales: no es una discusión cívica sobre los argumentos de una u otra parte, la iglesia católica adjetivando sin ton ni son, la Secretaría de Gobernación haciendo caso omiso de la intromisión den política de la iglesia católica (no me refiero a la defensa de lo que ellos consideran la familia, sino me refiero a cuestiones como el llamado a no votar por los partidos que apoyen los matrimonios homosexuales) ... pero del otro lado también una serie de declaraciones negando el derecho cívico a oponerse a la formalización de los matrimonios homosexuales y su derecho a la adopción.
No se diga las dudas que nos dejó la fotografía de un ensangrentado y cubierto de billetes Arturo Beltrán Leyva, como si la Secretaría de Marina estuviera haciéndole el trabajo a alguien más y no al Estado.
Hemos escuchado en los últimos meses, una y otra vez, la discusión sobre si vivimos en un Estado fallido, si México es un Estado fallido. No lo sé, lo que sé es que vivimos en la Senda del Perdedor y ante esto sólo queda una salida (más allá del Estado de excepción que prevé el artículo 29 de la Constitución): un nuevo pacto social.
Si las discusiones no se maduran en la sociedad, las decisiones menos. El pacto social, el pacto que implica toda constitución, está roto en el Estado mexicano. Bajo esa lógica la sociedad se reúne de nuevo y pacta. No es el mundo que nos pinta Andrés López el que debe llegar, sino que incluso él, hoy presunto Mesías de los más pobres, tendría que formar parte de un nuevo pacto social. Por eso digo que hay que hacer madurar la discusión sobre el tema.
Nos enteramos de Salvador Cabañas porque era un jugador del América pero cada semana hay balaceados, hay discriminación, le quitan la mesa en un bar para dársela a personas "más importantes" y nadie se asume como igual. Lo mismo que se combatió del PRI se vive bajo un gobierno panista. Hay prepotencia, un gasto enorme en la seguridad de personajes del mundo de la seguridad que no nos dan seguridad. Dirigentes de partido rodeados de mujeres que disparan copas de champán en el antro de moda.
¿Le sigo? Somos todos los que estamos omitiendo algo: un nuevo pacto social, a no ser que sigamos como Chinaski, viviendo de la violencia interminable y siguiendo la senda del perdedor, ya podrá gobernarnos Superman que seguiremos en la misma senda.

1 comentario:

loma731 dijo...

Hola Roberto, pues yo difiero algo con tu vision. Yo no creo que Mexico sea un ejemplo de perdedor... mas bien todo lo contrario. Considerando que hace 100 a~nos el pais era feudalista, hace 25 eramos economia cerrada y hace 10 no eramos una democracia creo que ha habido un avance. No la tenemos facil y nos falta mucho, pero nadie dijo que iba a ser facil... o si???