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lunes, 15 de marzo de 2010

#FuerzaChileMega II

Salí de Buenos Aires pasadas las 3 de la tarde. Pese a la relativamente corta distancia entre la capital argentina y Santiago, el vuelo fue en un avión grande, un 767 para más de 200 pasajeros. Usualmente, por ejemplo, en las rutas de México a Estados Unidos, aún siendo trayectos más largos, se utilizan aviones de un solo pasillo e incluso pequeños jets con capacidad para poco más de 50 pasajeros en algunos destinos. No hablaré de la logística de las aerolíneas, lo digo para señalar que al llegar al aeropuerto de Santiago, y advertidos por la tripulación, descendimos del avión por medio de escaleras y no de las plataformas y caminamos entre los vehículos de servicio a los aviones. La razón es que todo el Aeropuerto Internacional de Santiago quedó afectado en sus plafones ... mas no en su estructura.
Al entrar al área de migración el daño era evidente, grandes extensiones de techo que dejaban ver los ductos y cables. Ya en el área pública de la terminal el techo se veía mucho más crudo ... por ser de gran altura optaron por desmontar todos los plafones para evitar un accidente mayor. Los servicios de taxi y autobús al aeropuerto así como otras actividades se realizan temporalmente en el estacionamiento. Todo en un absoluto orden y respeto de la gente que va a recoger a sus visitantes o familiares.
La información que he obtenido hasta el momento me señala que los daños en Santiago son menores, aunque no así el nervio de la población. Hace un par de horas me tocó un apagón generalizado. Casi todo el país quedó a obscuras y la gente pensó en el advenimiento de otra réplica.
Los daños que vi en el aeropuerto no son estructurales, así como los que vi en un puente vehicular. Pese a la fuerza del temblor, Santiago es una ciudad preparada para sismos de gran magnitud. Estoy convencido que la de México también lo es y soportará temblores de 8 grados o más, que muy probablemente ocurra alguno en esa magnitud en los próximos años. Pero eso no quita la posibilidad de que en algún sismo haya daños menores que afecten la operación de sitios estratégicos, como por ejemplo el aeropuerto. La capacidad de reacción a una contingencia así será determinante para reducir los impactos económicos post-sismo. Santiago dio la impresión de estar paralizado y no lo está, todo lo contrario. El nivel de actividad y de riqueza de Chile con respecto al resto del continente se nota, pero el haber cerrado operaciones en el aeropuerto dañó la imagen del país: sí dio la sensación de parálisis y disminuyó las visitas del exterior. No veo que haya muchos turistas, en este momento.
Tenemos que pensar en todos los sitios que tengan un papel relevante en el servicio a la ciudad y todos tendrían que tener un plan de reacción. Ya no sólo es la contingencia sino la capacidad para enfrentar el supuesto de la mayor emergencia.
Leyendo el periódico El Mercurio se comenta en Chile la posibilidad de establecer una norma de seguridad en los inmuebles que se asegure la resistencia a sismos, pero algunos consideran que dicha norma encarecería los inmuebles. ¿No habría que empezar a pensar en el tema en México?
No basta con simulacros cada 19 de septiembre, necesitamos ir más allá en todos los temas de la protección civil: salvaremos vidas y evitaremos frenar la economía.

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