El bloguero de la megablógolis

se quiere desblogueromegablogolizar,
el que lo desblogueromegablogolizare
será un desblogueromegablogolizador


lunes, 29 de noviembre de 2010

Ciudad verde

¿Puede la Ciudad de México ser una ciudad verde? Esta fue la pregunta el viernes pasado en un foro sobre el tema, con la Secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal, Martha Delgado. Tuve la oportunidad de participar en el foro.

Martha Delgado señaló que hace 40 años Copenhague se hizo el mismo planteamiento y hoy, sin duda alguna, es una ciudad verde. Tengo mis dudas respecto a la "línea base" de la que partió la capital danesa, pero comparto el hecho de que es posible transformar a la Ciudad de México en una ciudad verde, lo que implica sustentabilidad y calidad de vida en todas las materias: agua, suelo, residuos, aire, calidad de vida, ruido, etc.

Delgado defendió el empuje en las políticas verdes de la ciudad a partir del Plan Verde. Yo mencioné que, compartiendo la estrategia delineada en el Plan, me parece que para lograr ser una "ciudad verde" tenemos que pasar por dos elementos clave:

1. Participación ciudadana
2. Formación de capacidades

Habría un tercer elemento, pero que me preocupa mucho menos si se cumplen los dos primeros: los recursos financieros e institucionales que garanticen la transformación. Creo que si logramos alinear la orientación de la ciudad a partir de todos sus habitantes en cuanto a participación y formación de capacidades, los recursos llegarán solos.

Cuando hablo de participación ciudadana pienso en que las grandes polémicas de la ciudad no se decidan a toro pasado, sino que realmente haya una discusión sobre los temas: no volvamos a discutir cosas como la Supervía sin antes estar convencidos de que queremos autopistas urbanas; no volvamos a imponer la terminal del metro en terrenos rurales sin antes estar convencidos de que queremos reducir el área rural de la ciudad, así sea para servicios y no para asentamientos humanos.

Participación social no es consenso. Participación social es expresar un planteamiento, dejar que se expresen las opiniones (ya sea a través de los medios o en foros específicos) y procurar el debate y, según la importancia del tema, transcurrido un tiempo tratar de tomar en cuenta las posturas de todos los actores. Habrá siempre inconformes, pero las decisiones se tomarán de manera tajante siempre que se haya entendido el planteamiento de cada uno. Me parece que bajo este proceso hasta la Supervía me resultaría aceptable, el problema es que desde una visión parcial se imponga a toda la sociedad algo bajo el supuesto de "lo hago por tu bien" cuando detrás habrá siempre sospechas de intereses políticos y económicos.

Formación de capacidades es fundamental. La sustentabilidad en materia de ruido implica que los policías dejen de utilizar la sirena de sus patrullas como complemento del claxon, o que los vendedores ambulantes puedan encender sus bocinas en el metro para vender música pirata. Es decir, no basta con enseñar a reciclar la basura o a hacer composta, sino que el nivel de detalle debe alinear a la sociedad hacia la consecución de un objetivo.

Comparto el que en este gobierno se haya dado un giro y, por primera vez desde la abominable destrucción de las calles de camellón por los Ejes Viales, esta ciudad tenga proyecto, aún cuando las autopistas urbanas sean una contradicción con el Plan Verde pudieran ser los últimos grandes proyectos "desorientados" en la alineación hacia un objetivo superior.

La discusión se realizó en la Universidad Iberoamericana en Santa Fe. Al llegar a los Puentes de los Poetas la avenida estaba completamente congestionada:



Es decir, el punto donde terminará la Supervía a Santa Fe ya está saturado. Seguramente harán modificaciones para ampliar la capacidad en el siguiente semáforo, pero eso me dejó claro que la vía está destinada al fracaso. No era mi intención meter el tema en la discusión, de hecho ni mencioné la palabra Supervía. Sin embargo, fue la propia Secretaria de Medio Ambiente quien lo hizo, sin admitir el más mínimo atisbo de crítica al gobierno de Marcelo Ebrard, al cual elogié la mayor parte de mi tiempo. Es más, en sí mi participación era un elogio con los matices propios de alguien que no es parte de su equipo. Martha Delgado se clavó en la textura, demostrando lo que yo acababa de decir: la transformación se logra con participación ciudadana y formación de capacidades.

Mientras el gobierno no esté plenamente convencido y decidido a hacer de la participación ciudadana la fortaleza de la transformación hacia una ciudad verde es que la formación de capacidades no ha alcanzado siquiera a sus cuadros de gabinete. En el fondo no ven la participación ciudadana ni en el largo plazo, y mientras eso no suceda, la visión de una ciudad verde está incompleta y su alcance puede truncarse.

1 comentario:

Clemente Romero Olmedo dijo...

Pretor, sólo quieren aplausos!!!
Puro fan. Ahí está el detalle.
Jefe arrogante, colaboradores arrogantes.