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jueves, 24 de febrero de 2011

Subsidios y campañas políticas

Por José Alberto Márquez Salazar
Colaborador invitado

"Las elecciones pueden castigar a un partido pero no cambian hábitos ni alteran en lo sustancial las relaciones de poder." (Jesús Silva Herzog-Márquez).


En la última entrada de la Megablógolis, Roberto Remes nos muestra, con dos ejemplos, sobre la aplicación de subsidios: para quienes utilizan los servicios educativos particulares y para los servicios de transporte en el Distrito Federal. De acuerdo con el artículo, esos subsidios tienen como resultado el beneficio a sectores económicos más ricos. Escribe: “Marcelo Ebrard no tiene cómo criticar a Felipe Calderón por su decisión elitista de apoyar al 20% más rico con la deducibilidad de la educación privada ... él también está poniendo su corazón en quedar bien con ese segmento de la población al que ambos ven como el más influyente en el electorado.”

Y, en efecto, parece ser que gran parte de las acciones públicas y leyes que sean implementadas y aprobadas durante este año tienen que ver con la campaña electoral rumbo al 2012. Nuestra suerte de simulación electoral nos ha hecho pensar que un gobernante no debe publicitarse por el trabajo que realiza como sucede en casos donde no hay cuestionamientos mayores a su sistema democrático como Brasil o los Estados Unidos. Y precisamente por eso, nuestros gobernantes y legisladores ponen sus recursos y los públicos, sobre todo estos, para promocionarse violando sistemáticamente la ley electoral. Finalmente sabemos que todos los contribuyentes terminan aportando a sus campañas.

El texto de Roberto Remes motiva una pregunta de estrategia política que pretendo indagar y que ligaré con el cuestionamiento de las políticas sociales y económicas de corto plazo.

En primara instancia, partamos de la premisa de que las acciones puestas en marcha por las dos figuras o gobiernos en mención (Marcelo Ebrard/GDF – Felipe Calderón/GF) están dirigidas a beneficiar a un sector influyente en los procesos electorales: las clases medias y altas.

Existen diversos estudios sobre el comportamiento del electorado y el votante mexicano (aunque los dos términos parecen ser sinónimos, no lo son). Tres de las supuestas explicaciones sobre la participación electoral consideran que el comportamiento de los electores responde a que: 1) son racionales y deciden a partir de cuestiones de corto plazo, 2) tienen un mayor nivel de afluencia socioeconómica e interés político y por ello tienden a votar a favor de la oposición, y 3) implican en su decisión la calificación del sistema político, la movilización que hagan los partidos, el mensaje de los candidatos y hasta las condiciones socio demográficas que tienen cada uno. En el caso de la primera y tercer hipótesis es donde pueden suscribirse las posibilidades de las políticas implementadas.

Ahora es importante resaltar que los dos personajes que proyectan las políticas tienen dos variables diferentes.

a) Felipe Calderón emitió el decreto y es el personaje a través del cual se calificarán la aceptación o la critica a la acción gubernamental. Si bien no es el líder del PAN, una buena parte del electorado lo reconoce como líder de facto del partido. Es cierto que las secretarías que son beneficiadas son las de Educación Pública y Hacienda y Crédito Público, donde hay dos presidenciables (Alonso Lujambio y Ernesto Cordero) estos no recibirán el beneficio de la acción. Pero queda claro que Calderón tiene a su favor una parte del control del PAN y no tiene una competencia interna visible de esa categoría. Como era el caso del PRI, es el Jefe del Partido, pero no es figura presidenciable pues no puede reelegirse y por tanto, cualquier beneficio tendría que orientarse a favor del PAN o al precandidato. Si bien una elección puede ser una calificación sobre el gobierno en turno, ya se ha demostrado, en el caso Chileno, que no es una relación directa aceptación de gobierno-voto por el mismo partido.

b) Marcelo Ebrard es quien difunde los logros y subsidios en materia de transporte y hace frente a la oposición a esas obras. Es, evidentemente, un candidato a la presidencia, uno de los tres más fuertes candidatos. Por eso, cuando difunde los logros es cuando más tiene y obtiene ventajas y aspira a recuperar esas ventajas rumbo a la elección del 2012. Sin embargo, su único problema es que no tiene el control del PRD, partido que lo puso en la boleta electoral como candidato al GDF. El PRD, al margen de tener varias corriente internas que disputan el control, tiene en Andrés Manuel López Obrador a su rival en cuanto a la candidatura presidencial. Ebrard no es líder de su partido, pero si obtiene beneficios de las políticas que aplica y canalizará estos a su campaña presidencial. Por eso también es muy evidente que el Jefe de Gobierno, al margen de lo que implica la ley electoral, trata de no ser ligado constantemente con el PRD y habla sobre “la izquierda”. Se promociona a él como líder de “la izquierda” pero no necesariamente como militante o dirigente del PRD.

De acuerdo con la última encuesta realizada por la empresa Mitofsky, a enero de 2011 había las siguientes tendencias.

+ El PAN tenía de una opinión buena del 27.9% de la población encuestada, 41% regular y 28.1 % mala.

+ En el mismo sentido, el PRD tenía un 18.6 % de opinión buena, 36.8% regular y 40.3 mala.

A raíz de las elecciones de 2006, la Dra. Ana Cristina Covarrubias y el ingeniero Adrián Villegas presentaron un documento “ELECCIONES 2006: Perfil de los votantes y las razones del voto” donde analizan, a partir de las encuestas de salida y de cinco variables cómo votaron en ese año. Las variables eran edad, sexo, escolaridad, nivel socioeconómico y circunscripción.

Una de las conclusiones del estudio era que “Sobre el ejercicio de perfilar a los votantes de uno y otro candidato cabe destacar que no resultó sencillo porque en la mitad de la muestra las variables socio demográficas, incluida la del nivel socioeconómico, no se asociaron al voto a favor de uno y otro candidato. Este fenómeno lo constatamos los ciudadanos; muchos observamos la situación de que en un mismo grupo de trabajo o en una misma familia, grupos que son homogéneos desde el punto de vista socio demográfico, había quienes preferían a FCH y otros que preferían a AMLO.”

La demostración de las variables permite ver exactamente eso, que no era sencillo asociar nivel socioeconómico con voto y que un peso mayor tuvieron las figuras y la polarización que se generó con las dos ofertas, la de FC y la de AMLO. “Hubo polarización pero esta se dio fundamentalmente en las razones del voto y más que nada por las visiones contrapuestas del país. Por un lado el país de Fox en el que las "cosas marchan bien" y por el otro la "utopía" de AMLO de luchar por un país con equidad y justicia. Por ello la rispidez no sólo de las discusiones entre políticos sino sobre todo entre miembros de una misma familia.”

Así entonces, surge una pregunta: si las políticas de beneficio a un sector de la población –especialmente a un grupo de electores- son parte de una estrategia electoral, ¿será posible que para la elección del 2012 estás sean tomadas en cuenta en la decisión de las urnas o se generará una nueva polarización que dejará de lado a estos temas?

De esto podemos formular una pregunta más: ¿porqué las estrategias políticas continúan creyendo que las políticas públicas otorgan más votos? No creo que haya una relación directa y eso sería un motivo de más para cuestionar los anuncios mediáticos que pretenden generara más votos en una elección que tiene más de un año para resolverse.

jamsalazar@gmail.com.mx
http://pensar2018.wordpress.com/

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