El bloguero de la megablógolis

se quiere desblogueromegablogolizar,
el que lo desblogueromegablogolizare
será un desblogueromegablogolizador


jueves, 31 de marzo de 2011

Paz en estas calles

Por José Alberto Márquez Salazar
Colaborador de los Jueves

“Cada palabra en voz alta que resuena por la calle hace que esta noche se convierta en un día que no está en el calendario. Te has introducido sin permiso en el almacén del tiempo y miras el montón de días sin usar que la tierra puso hace milenios sobre este hielo”.

Walter Benjamín, Escritos autobiográficos.


Por las noches recorro algunas calles del Centro Histórico tratando de encontrar el espectro del perro y su hueso fantasma. La Calle de San Idelfonso hoy no tiene conexión directa hacía la Plaza de la Constitución. El Zócalo –referencia inmediata- ha desaparecido y el asta bandera se extiende sobre la noche agitando un velo. No hay trascendencia, la vulgar perfección de la moda, el espectáculo, ha tomado las riendas.

No encuentro en esa ventana al hombre que camina y que es el mismo que se lee en las letras de los otros, del otro, que escriben tratando de ignorar a quienes por la noche se presentan para distraerlo. Tampoco escucho la serenidad de la torre de agua que crece y disminuye dado rodeos para llegar.

Las voces lejanas de los signos que se apilaron sobre estas calles y fueron expropiados por el poeta no concuerdan con los movimientos celestes que acomodan mensajes para que agoreros de la vida mientan al traducirlos.

97 movimientos; kyuujuu shichi.

Ch’ien / Sun / Li, trigramas desde las primeras letras:

“Palabra, voz exacta

Y sin embargo equívoca;

Oscura y luminosa;

Herida y fuente: espejo;…”


Este tiempo retrograda que se mueve rápidamente buscando abordar los nuevos trenes, impide mantener el silencio en esta habitación para encontrarnos. La ventana, inventando la noche, admite que su momento no es éste, donde los gritos rebasan a las palabras.

El árbol, con ramas que describen la vida se mantiene intacto. ¿Cuánto tiempo gastaba un copista para mantener el recuerdo en los folios? ¿Cuánto el que crea poemas? Lunas y noches arrebatando y encontrando las palabras.

Mujeres altivas bailaban, copas cruzan por la ceguera de la vida y el velo de la arrogancia dibujaba nuevos temas, el árbol crece dentro de esos 97 movimientos.

Una fuente y el gorgoteo del agua, escaleras de piedra que conducen a una iglesia doblada sobre sí misma y hundida en sus entrañas. Los fantasmas de las prostitutas suenan los tacones en espera, siempre en espera. “Cae noche sobre Teotihuacán”.

Avanzamos sin entender la música de las letras pronunciadas. Abismos de ideas e imágenes que no podemos entender. Leer sin entender, traducir sin comprender escuchando esa voz desde dentro que parece nuestra, pero que es ajena y remite a un paseo nocturno por estas calles.

Dos oraciones paralelas:

“El cuchillo del sol” “Parte este octágono”

“El abismo está en el centro” “Tú en el centro”

Un nuevo intento:

“Yo dibujo”
“sus imágenes”

“Como el día dibuja”
“Estas letras”

“Y sopla sobre ellas y no vuelve”.


Nada es mío. Uno a cuatro, altero esos signos, oraciones, frases; el tercero permanece completo recordando “Escritura”.

El Caballo de Carlos V proyecta su enorme sombre sobre el Palacio de minería. “¿Cuándo se comienza a escribir un libro?”. El poeta camina sobre el pasillo para salir a la calle y a la noche. Atrás quedan las mantas con consignas del EZLN. Se detiene y habla, cruza palabras con quien no sabe siquiera responder. El árbol crece; tiene cinco ramas. Cuatro años más el poeta será hoy las letras y su voz irrepetible.

97 movimientos de la vida. 100 llegarán, los homenajes serán o todo pasará desapercibido. ¿Cuánto tiempo para entender un poema? Deletrear las estrellas sin apenas entenderlas.

“El muchacho que camina por este poema,

es el hombre que lo escribe”.


jamsalazar96@gmail.com
http://pensar2018.wordpress.com/

lunes, 28 de marzo de 2011

Polancobús

Desde hace aproximadamente un año he escuchado hablar del proyecto del "Polancobús". La primera vez me pareció un servicio interesante que pudiera enlazar a Polanco con las estaciones de metro y metrobús más cercanas. Conforme tuve conocimiento de los alcances, me desilusioné del proyecto.

Debo reconocer que el Polancobús ha sido proyectado por buenos profesionales del transporte. Sin embargo, los alcances, como un servicio delegacional, no me gustan en absoluto.

Yo lo que haría es fortalecer la liga entre Polanco y el resto de la ciudad. En los próximos meses iniciarán las obras de la línea 5 del Metrobús, de Buenavista a San Lázaro. El Polancobús tendría que pensarse como una segunda etapa de este proyecto, es decir, de Buenavista a Polanco o un poco más. De hecho, existe un microbús que va de Buenavista al Toreo y pasa muy cerca de Polanco.

El proyecto como va hasta el momento ayudará a reducir velocidades interiores de Polanco, aunque seguirá dejando vulnerables las vías primarias. Al final de cuentas, si se espera que un usuario deje el automóvil sólo hará exitoso al autobús la hora de la comida en donde muchos en vez de sacar el auto terminen por abordar el bus, pero no en la mañana ni en la noche.

Mi apuesta es más hacia generar conectividad no sólo al interior de Polanco sino entre esta zona, las colonias aledañas y el resto de la ciudad. Esto nos lleva a tarifas necesariamente más bajas y no más altas como se está pensando.

Otro de los elementos clave para empujar el Polancobús es el desarrollo de Grupo Carso por la colonia Irrigación. Se ha estado planteando su vinculación con Polanco (cuando no es Polanco) como un servicio para sus habitantes y para los que visiten oficinas y centro comercial.

La delegación ha sido enfática en vincular estacionamientos con el servicio de autobús, lo cual suena muy bien ... pero no es así. El problema de dar un servicio completamente local (Polanco) obliga a tener un auto en Polanco, no en llegar a Polanco. Esto hace muy pobre su potencial como servicio.

Me parece que para ser exitoso, el Polancobús no sólo debe unir a la línea 1 del metro (Chapultepec o Sevilla) con Polanco, sino ofrecer un servicio entre las estaciones de un área un poco más grande: Cuatro Caminos, Buenavista, Tacubaya y Chapultepec. De esta forma el Polancobús necesitaría dos rutas de servicio y no una, que enlazaran la zona con las líneas 1, 2, 7, 9 y B, cuando menos, más el tren suburbano y las tres líneas de Metrobús. Las líneas 3 y 8 del metro también podrían ser enlazadas, aunque de manera general conceptualizamos los servicios entre Buenavista y Tacubaya, y entre Sevilla y Cuatro Caminos:


View Polancobus in a larger map

Hacer un autobús sólo para la zona de Polanco tendrá una efectividad muy limitada.

jueves, 24 de marzo de 2011

PRD, las cuentas de quién gana

Por José Alberto Márquez Salazar
Colaborador de los jueves

Ningún personaje o grupo político acepta haber perdido aún cuando la realidad demuestre lo contrario. “Perder ganando o ganar perdiendo”, es una frase que se repite como medio para equilibrar los derroteros coyunturales de la política.

Tras los resultados de la elección para determinar al nuevo presidente del Partido de la Revolución Democrática, ninguna de las tres fuerzas políticas participantes y sus apoyos reales reconocieron haber perdido. Y de hecho, que no haya habido rupturas visibles, golpes o gritos y deserciones fue considerado como “una gran victoria”. Hubo quien se afirmó que era una elección ejemplar, se abrogó esa pacífica elección y cantó el glorioso acuerdo que se había logrado. Si hace dos o tres años, concertar, consensar o acordar con el contrario –aún fuera de su mismo partido- estaba considerado como una herejía, hoy esos hechos son alabados.

Resultaba evidente, para cualquier observador, que el resultado final de la elección –dado el procedimiento de segunda vuelta y la necesidad de las dos terceras partes- tendría que ser negociado. Al inscribirse 327 consejeros, las dos terceras partes (218) no serían posibles para ninguno de los dos grupos fuertes (Zambrano y Padierna) y el que nació coyunturalmente para no quedarse fuera (Ebrard).

Tras la fundación del PRD en 1989, el entonces presidente de la República, en un discurso emblemático de su sexenio, pidió a los demás partidos “institucionalizarse”. Traduciendo a Samuel Huntington al escenario mexicano, sugirió al Partido Acción Nacional y al PRD –entonces ubicado como violento y contestatario- ordenaran su política para el desarrollo del sistema político mexicano. Curiosamente, tras la elección del pasado domingo, algunos de los líderes del PRD, con sus intervenciones, me hicieron recordar el mismo discurso, la institucionalización del PRD tras un largo período de burocratización.

Mientras que el PRD se debatía en la elección, Andrés Manuel López Obrador presentó su proyecto de Nación y su Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), indicando que el va a como dé lugar. (Regeneración, esa palabra nos remite a Miguel de la Madrid).

Parece ser que todos ganaron en esta pasada elección, o que unos ganaron y otros perdieron –una buena cantidad de analistas describieron el porqué y el cómo. Sin embargo, parece que solamente aplazaron una disputa que tendrá que iniciarse –de hecho se inició al día siguiente cuando el Presidente y la Secretaria General afirmaron sus posiciones en torno a la alianza electoral con el PAN para el estado de México.

¿Cuáles son las intenciones sustanciales de las tres principales fuerzas políticas que parecen conformar al nuevo Comité Ejecutivo Nacional del PRD? ¿Es la elección de la dirigencia un tema más importante que la decisión de quién será su candidato a la presidencia de la República o de su proyecto de Nación?

La pregunta sobre la nueva presidencia no debe plantearse de forma sencilla: quién gana. La pregunta es quién gana qué. La esencia de la política es la obtención de espacios, de medios para lograr hacer que otros hagan lo que yo quiero. Conformado el PRD por tres fuerzas políticas donde hay un radical, un moderado y un conciliador parecería ser una excelente oportunidad para que el instituto político se “institucionalice”, ordene su política y se convierta en un factor clave para la elección presidencial del 2012 y su posición frente al gobierno federal. Pero ese es un factor clave, ¿puede aspirar el PRD, con esa nueva dirigencia, a convertirse en una oferta política para la presidencia de la República o solamente será una comparsa del Partido Acción Nacional, como el mismo PRD acusó al PAN en los ochentas y noventas de ser comparsa del PRI?

En el fondo, el PRD no está debatiendo, a su interior, un proyecto de nación (MORENA lo tiene y avanza fuera del mismo PRD), lo que discute el de la Revolución Democrática es lo más pragmático de la política, los espacios para fortalecerse frente a una decisión ineludible: quién será su candidato a la presidencia de la República.

¿Es hoy, el Partido de la Revolución Democrática una posición frente al gobierno Federal y al Partido Acción Nacional o sigue siendo un partido que persigue a los mismos fantasmas pasados del Partido Revolucionario Institucional mientras sigue las señales que Salinas les envió?


Jamsalazar96@gmail.com

http://pensar2018.wordpress.com/

lunes, 21 de marzo de 2011

Qué hacemos con Tlalpan

Tlalpan es una avenida que simplemente allí está desde fines de la década de los sesenta, el modelo de transporte público que tiene desde entonces pareciera ser inmutable. Sí ha habido cambios en estas cuatro décadas pero no son grandes: la sustitución del tranvía por un frágil tren ligero, los derrumbes durante el terremoto de 1985, la llegada de los microbuses en la década de los noventa y quizá el reciente auge inmobiliario que ha alcanzado a esta avenida.

Tlalpan es, sin embargo, un muro entre dos ciudades. Al poniente de Tlalpan hay más progreso que al oriente. Nadie quiere cruzar a pie de un Tlalpan a otro. Cruzarlo en bicicleta también es difícil, utilizar sus subterráneos es peligroso aunque ahora comenzarán a desarrollarse actividades comerciales que den vida a estos espacios, lo cual es positivo.

Alguna vez alguien, no oriundo de la Ciudad de México, se refirió a Tlalpan como una avenida única en su tipo, característica de la Ciudad de México. Jamás la había pensado como una avenida así, pero tal vez tenga razón. Muchos metros en el mundo van a nivel superficial, que es de hecho la forma más económica de construirlos. En la Calzada Zaragoza, incluso, tenemos un modelo similar, con la diferencia que se trata de una vía mucho más amplia que Tlalpan, de no menos de 100 metros de ancho contra quizá menos de 60. De cualquier forma Zaragoza también es un muro. No es exactamente la división entre el Estado de México y el Distrito Federal, pero el tramo de Iztapalapa que está en al norte de Zaragoza queda marginado de la dinámica urbana del resto de esa delegación.

No sólo es el metro, sino también los tipos de paso a desnivel que tiene Tlalpan. Cuando uno viene sobre esta avenida y quiere cruzar en auto al otro lado debe entrar a calles que se supondrían tranquilas. Es decir, para cambiar de Tlalpan a otra avenida o viceversa hay que invadir colonias. Tlalpan termina prácticamente en el Centro Histórico y desvincula un área de la ciudad que en alguna época fue moderna y activa, Tlaxcoaque, con el resto del centro. De hecho, el proyecto de plaza Bicentenario, abandonado finalmente, se topaba entre otros problemas con esta desvinculación.

Las políticas de espacio público apuntan en este momento a un cierre paulatino del centro. Sin embargo, se topan con la gran dificultad que representa Tlalpan, aportando 5 carriles de flujo continuo directamente al Zocalo: Tlalpan "se deshace" de un carril en Chabacano, luego de otro al entrar al paso a desnivel de Tlaxcoaque y finalmente entra en una avenida anchísima, 20 de Noviembre, originalmente de seis carriles a la que se le incluyó una ciclovía de bajas especificaciones con lo que ahora es de 5 carriles que terminan en el Zócalo. Al sur, la avenida tiene una bifurcación en Viaducto Tlalpan y Calzada de Tlalpan. Viniendo del sur en dirección al centro Tlalpan se estabiliza en 4 carriles desde División del Norte a Tasqueña, luego se amplía a 5 carriles y finalmente se reduce a 4 en Chabacano como ya mencioné.

Propuesta:
1. Estabilizar la cantidad de carriles. A Tlalpan le ayudaría mantenerse en cuatro carriles todo el tiempo. El carril extra podría ocuparse para bicicletas o bien para bahías para el transporte público.
2. De los cuatro carriles fijos, habría que dedicar uno al transporte público de manera exclusiva, o bien, permitiendo la invasión sólo para dar vueltas. Esto dejaría al automóvil (y carga) tres carriles, de los cuales el más próximo al tren ligero o al metro tendría que ocuparse para vehículos de alta ocupación (3 personas) o ultra alta ocupación (10 personas), para estimular el uso colectivo.
3. Al llegar al Centro Histórico, en vez de crecer 20 de Noviembre habría que tratar de reducir la capacidad, particularmente al norte de Izazaga para desestimular la llegada de vehículos al Zócalo, que así dejaría de funcionar como una gran glorieta.
4. En la zona de Chabacano, habría que pensar en dos proyectos: por un lado un gran estacionamiento público y por otro un sistema de transporte que refuerce las líneas del metro que allí pasan, y que esté dirigido a atender el centro. De esta forma, una alternativa para los automovilistas tendría que ser dejar este estacionamiento.

De lo que se trata es de evitar burbujas en el tráfico con la inconsistencia de la capacidad vial, y por otro lado estimular una forma más sustentable de uso de la vialidad, que pudiera dar lugar a servicios exprés desde el extremo sur hasta el Centro Histórico. Aún así, en esta propuesta está pendiente resolver la disociación entre el oriente y el poniente que representa Tlalpan.

jueves, 17 de marzo de 2011

El desastre de los medios de comunicación

Por Alberto Márquez Salazar
Colaborador de los jueves

La tragedia de Japón, que su gobierno y sus ciudadanos han enfrentado con entereza, ha evidenciado, una vez más, el estado en que se encuentran nuestros medios de comunicación. Ya no se trata de que tengan mala redacción u ortografía, de que sean tendenciosos, o de que vayan tomando de twitter o facebook las notas sin verificarlas o reportear, hoy el amarillismo los cubre a casi todos.

Un periódico afirma, sin tener pruebas, que Japón está al borde de la destrucción, otro comunicador en la radio casi habla del apocalipsis y así, buscando ganar la plana, ganar el rating, y hasta las batallas comerciales contra su competencia, nuestros medios de comunicación han dejado su código de ética –si alguna vez lo tuvieron- y están en una competencia donde los objetivos básicos del periodismo se han perdido.

Ejemplos sobran, antes de los sucesos de Japón: un medio nacional acusó al candidato de un partido de tener tratos con la mafia, la acusación sin sustento se hizo el último día de un proceso electoral y con base en un informante anónimo; otro, el día de la elección declaró públicamente a un candidato ganador, en vivo y en directo, como si fuera Instituto Electoral; en su portal de la red, otro toma las declaraciones de Alicia Alonso, famosa y multipremiada profesional de la danza, criticando la película Black Swan (ésta afirma que no ha visto la película ni la verá, pero que le parece monstruosa); un empresario de una televisora abierta señala que el negocio es “vender publicidad”, esto en el marco de las disputas que tienen con una compañía telefónica; otro medio impreso, en su portal de la red, informa sobre el premio a un gobernante, ¡un premio que su mismo gabinete le otorgó!; una televisora dedica la mitad de sus comerciales a vender productos milagro y a recetar medicinas a través de sus noticieros. Esos son nuestros medios de comunicación.

Día a día, una buena parte de los medios exigen que los políticos trabajen, que mantengan una ética, que sean responsables; todos los días es cuestionado el Congreso –con sus dos Cámaras-. Pero, quién hace esa crítica, cómo sostener esa crítica cuando ellos han sido incapaces de “liberarse” de los poderes del mercado y de la complicidad política.

Décadas atrás buscaron que el gobierno Federal y los poderes políticos les dieran la libertad de expresión; hoy, la mayoría acuerda con un candidato y la campaña presidencial no tendrá solamente a los militantes y dirigentes de partido, los medios serán los ejecutores de las descalificaciones y de la guerra que viene.

Esa vieja sentencia de Mafalda hoy parece confeccionada para nosotros: si los periódicos no dicen la mitad de lo que pasa e inventan la mitad de lo que publican, entonces ya sabemos el resultado. Y de verdad, ¿los medios de comunicación reflejan o, por lo menos, describen nuestra realidad? Sí, ya sé que es difícil hacerlo, pero un acercamiento no vendría nada mal.

Entre los intereses económicos y los políticos el periodismo se ha ido a la calle y con salvadas excepciones, son los medios independientes y marginados los que tratan de abrir el camino de la veracidad. El periodismo mexicano de hoy, pactó con el diablo de la política y dejó que los poderes económicos los arrastrarán en ese torbellino donde la fiabilidad y certeza no tienen cabida.
Hoy es la tragedia de Japón la que ha sido descrita por twitter y facebook con mayor certeza frente a la desinformación de los profesionales de la comunicación; hoy, las redes sociales electrónicas logran esclarecer muchos entuertos y son un canal de comunicación menos fallido. Es cierto, hay que verificar, comprobar también a los “amigos” y “seguidores”, pero así mismo debe ser con quienes lucran con el oficio de informar, es su principio básico y no lo hacen. El velador que duerme en su trabajo.

Para formar ciudadanos profundos y políticos profesionales no basta con que los medios de comunicación critiquen y se desagarren las vestiduras señalando lo malo; lo primero es que ellos crezcan, se aventuren a criticar la dependencia que tienen del poder político y del económico, pierdan la primera plana si la información no está comprobada, sobrevivían gracias a la veracidad que le brinden los lectores, televidentes o escuchas.

De otra forma seguirán creciendo gracias a los subsidios de los políticos y las ganancias de los anunciantes, pero entonces serán propagandistas, libelos u hojas militantes de los poderes en turno, que no está mal –dado el rumbo y la profesionalización que tienen-, pero que los obligará a cambiar de denominación: los medios de propaganda del poder en turno.

jamsalazar96@gmail.com

http://pensar2018.wordpress.com/

lunes, 14 de marzo de 2011

Seguridad por milagro

Hace dos años, en plenas campañas, hubo una iniciativa social para que los candidatos registraran sus propuestas en materia de seguridad pública en un sitio de internet y ante notario se comprometieran a respetar las acciones publicitadas. Una candidata me pidió que elaborara sus compromisos para el "Pacto Nacional Ciudadano" y así fue como redacté 25 compromisos. No tuve respuesta tras enviárselos. Días más tarde revisé si habían sido incluidos y descubrí siete compromisos light escritos a mano, con letra chueca, que de ninguna forma coincidían con mi propuesta.

Algunos de los compromisos que escribí fueron los siguientes:

1. Cumplir o renunciar
2. Sistema de Indicadores por la Seguridad en Iztapalapa (SÍ)
3. Tomar decisiónes a partir del SÍ
4. Discutir los indicadores con vecinos
5. Incorporar en el SÍ la georreferenciación de los delitos
6. Tener comunicación diaria con las fiscalías y agencias de PGJDF

El sentido de estos compromisos era la humildad del servidor público, la búsqueda de información útil, el análisis de la misma y la coordinación entre autoridades. El que mi amiga evadiera la firma de compromisos serios fue un reflejo de la situación política. Pese a que tenía nulas probabilidades de ganar, llegó a pensar que ganaría y le dio miedo no poder cumplir. No es la única, el entorno político ha hecho que los candidatos evadan compromisos, valoren triunfos ridículos (este fin de semana me llegó a la BlackBerry un mensaje en color morado, típico del SPAM en este servicio, presumiendo los 14 mil asistentes al informe del presidente del PAN en el DF ... algo que ningún ciudadano en su sano juicio valoraría positivamente para decidir su voto) y nunca realicen la labor sustantiva.

Esta inacción o timidez permea en todos los mandos. Hay cifras buenas y malas en materia de inseguridad en el Distrito Federal. Obvio cacarean las buenas y omiten las malas. Sin embargo, cuando uno hace solicitudes de información respecto a la capacitación a policías, descubre que los reglamentos se modifican y no hay una capacitación inmediata. Es lógico encontrar policías que detengan o sancionen a alguien que no tiene responsabilidad en el hecho.

Hace unos días reporté a una patrulla (P5727) que encontré estacionada en el carril exclusivo del trolebús sobre División del Norte, frente a la taquería El Gallito, que tiene estacionamiento y una calle atrás donde también era posible estacionar el vehículo. Estacionarse al frente daba poder ... hasta que les tomé foto y salió uno de los policías espantado a preguntarme qué se me ofrecía. Le advertí mi denuncia. Esta anécdota no es la única, hace meses me encontré a una decena de policías custodiando a alguien mientras cenaba (al parecer el jefe de sector, según las preguntas que luego hice en la taquería).

Se han instalado cámaras por toda la ciudad ¿tiene la policía cómo procesar la información de las cámaras? ¿tiene capacidad de reacción en tiempo real? ¿realizan inteligencia policial a partir de las averiguaciones previas o las cámaras? Evidentemente no. El valor de las cámaras es disuasivo, y está bien, pero no es la única acción posible.

Las patrullas hoy emiten una molesta luz a destellos que nadie quiere tener delante. Tienen una chicharra que suelen usar como claxon sin importar la hora. Es fácil verlas, pero ya no hay grandes variaciones en la comisión de delitos. Todo esto me dice que las mejoras que puedan verse en seguridad son por milagro más que por una política pública.

¿Qué hace falta? Creo que la sistematización de la información que obtiene la policía sería de gran ayuda, pero la capacitación a los elementos mucho más. No es posible que se emitan reglamentos, así sea el de tránsito, y los policías se comporten como si no existiera. No percibo que las mejoras en la seguridad sean por tecnologías de información o por capacitación, en todo caso son un tanto por la recuperación del espacio público y que la delincuencia ha migrado hacia el Estado de México.

Creo mucho en las políticas de movilidad sustentable porque éstas también ayudan a mejorar la seguridad, dándole confianza a la gente en caminar por la calle, por ejemplo, pero sin duda la profesionalización de la función y la sistematización de la información son elementos clave, lo mismo que la participación ciudadana, que por lo regular los cuerpos policiacos la consideran como algo incómodo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Sobrevivir en la ciudad

Por José Alberto Márquez Salazar
Colaborador invitado.


Hace menos de cuarenta años, Umberto eco, y otros pensadores italianos publicaron un pequeño libro donde analizaban una tesis de Roberto Vacca afirmando la posibilidad de una Nueva Edad Media. La propuesta sobre los grandes sistemas típicos de la era tecnológica era resumida así: “…por ser demasiados vastos y complejos como para que una autoridad central pueda controlarlos e incluso para que puedan hacerlo individualmente un aparato de administración eficaz, están destinados al colapso y, a consecuencia de su interdependencia reciproca, a producir un retroceso de toda la civilización industrial”.

Hace dos años, el virus A H1N1 se presentó con mayor claridad en territorio mexicano y los fantasmas del Apocalipsis se hicieron presentes por todos lados. La calle, en pleno inicio de la primavera, se convirtió en un desfile de modelos de tapabocas y de rumores sobre lo que se pudiera pensar y que las películas nos hubieran dejado en la memoria.

Me sorprende gratamente la cultura que los jóvenes tiene hoy frente así y cómo la asumen sin muchos cuestionamientos: para la mayoría de ello el Apocalipsis no es un tema de temor sino un hecho futuro que se realizará. La aparición de zombis, gente infectada o ciudades devastadas y solitarias con sobrevivientes heroicos es un común.

Ante esas percepciones apocalípticas del futuro, ¿estaremos los habitantes de las ciudades preparados para sobrevivir en ellas?

El texto de referencia presenta una concatenación de hechos posibles y, quizá, probables. Un día de invierno, el personal de relevo del tráfico aéreo, por un accidente de tráfico, no llega a sus labores lo que motiva caídas de algunos vuelos y la afectación a plantas de producción eléctrica y de comunicación. La nieve, en Nueva York –ciudad del ejercicio apocalíptico- se convierte en una tumba de nieve. Los víveres se agotan, la población pelea por ellos, el gobierno es incapaz de controlar el caos y termina por desaparecer. La Nueva Edad Media se hace presente.

En unos cuantos años, la “cuarentena” por la influencia en la ciudad de México será recordada por muchos niños y adolescentes como una época de reclusión hogareña y una confirmación de que el Apocalipsis puede ser.

El sistema educativo que tenemos ha conformado una suerte de Frankenstein que va poniendo de todos los modelos para atender las urgencias de nuestros déficits. Los griegos no construyeron especialidades y aún cuando la educación o instrucción era solamente para una pequeña élite, ésta era preparada en el terreno militar, en el económico, en el jurídico, en el humanista y hasta en el astronómico.

En las escuelas del Distrito Federal, por lo menos las que podemos conocer, carecen de educación necesarias en materia vial, en el uso del transporte y en la protección civil. Es evidente que tampoco los hemos enseñado a orientarse y encontrar zonas de seguridad.

A veces hay cosas que para mucha gente resultan obvias y para otras personas resultan desconocidas. Por ejemplo, los ejes Viales construidos a finales de los setentas y principios de los ochentas tuvieron como base una hoja cuadriculada que cubriría a la ciudad. Partiendo del centro de la ciudad, al norte, sur, oriente y poniente se van extendiendo los Ejes. Así que si uno se encuentra en el Eje 5 Sur, Eugenia, basta con que se encuentre con el Eje 4 Sur, Xola, para saber que va en línea correcta hacía el centro de la Ciudad.

¿Cómo podemos pedir a los jóvenes que tengan una cultura ciudadana de respeto a los ordenamientos viales si no han sido preparados desde pequeños para vivir en la Ciudad?

Cuando uno acude al campo, el sentido de orientación de muchos niños es magnífico. No sucede lo mismo con muchos niños en la ciudad que tendrán que viajar en sistemas de transporte públicos que aún no están preparados para ellos. En tanto se reduce la población rural, la urbana se incrementa considerablemente y aún no tenemos las bases educativas para que las personas sobrevivan en la ciudad.

Es evidente que una situación de emergencia, como la que ya vivimos con los temblores de 1958, no es frecuente, pero si es posible y probable. Tendremos que modificar muchas formas de educación urbana para preparar a los niños para una ciudad, para los nuevos modelos de ciudad y para enfrentar una Nueva Edad Media, si el caso –nunca deseado- llegara a presentarse.

Aprender a vivir en la Ciudad y sobrevivir en ella debe ser un tema complementario de los servicios educativos locales. Eso nos permitirá crear ciudadanos responsables y preparados para cualquier eventualidad que nuestra Ciudad tenga.

Creo que los niños y jóvenes deben estar preparados para aceptar zombis, infectados y demás, y también para enfrentar los accidentes que generen la naturaleza o los sistemas complejos e interdependientes.

jamsalazar96@gmail.com

http://pensar2018.wordpress.com/

lunes, 7 de marzo de 2011

Arrendamiento de buses

Esta semana Marcelo Ebrard se libró muy bien de la discusión respecto a la tenencia al decir que este impuesto está financiando, en el Distrito Federal, la operación del metro. La afirmación es inexacta, pero en todo caso va en el sentido correcto. Por ejemplo, en 2008 el presupuesto del metro fue de casi 9 mil millones de pesos y sus ingresos pro venta de boletos fueron menos de la mitad, por lo que el subsidio representó más de 4,500 millones de pesos, y la recaudación de la Tenencia Federal fue de unos 4,800 millones aproximadamente. Pero no es que la tenencia se recaude para transferirse al metro, sino que el hoyo en las finanzas públicas sería muy similar al subsidio al metro. Eliminar el subsidio al metro y eliminar la tenencia sería una situación mucho muy injusta, sin que ninguno de los dos programas – la tenencia o el subsidio al metro – sean los más eficientes para cobrar impuesto al automóvil o para subsidiar a los usuarios del transporte público.

Respecto al automóvil, en otras colaboraciones he mencionado lo que yo haría: encarecer la gasolina, cobrar por el estacionamiento en zonas de congestión, cobrar por el uso de vías rápidas existentes, restringir la circulación en ciertas zonas, ser muy estricto en la aplicación de la normatividad, entre otras medidas.

Respecto a los subsidios me parece que tendríamos que asegurar que quienes necesitan subsidio en sus viajes lo reciban, en vez de un metro barato para todos. Esencialmente el problema es que el metro lo utiliza una minoría de la población (algo así como 2 millones de habitantes) y el resto no lo usa, no por gusto, sino porque no les resulta conveniente, es decir, porque no llega a todos lados (ni llegará). En este sentido el subsidio es inequitativo.

Al mismo tiempo, seguimos utilizando vehículos de 1989 – 1991 que carecen de las características necesarias para brindar un buen servicio de pasajeros: son vehículos de carga, con asientos pequeños, están en malas condiciones, no tienen accesibilidad para personas con discapacidad, son demasiados en rutas en las que se podría tener una menor cantidad de vehículos de mayor tamaño, etcétera. No estamos logrando la transformación del parque vehicular (no lo es todo, también hay que cambiar la actitud de los choferes, darles capacitación, desarrollar un sistema de recaudo, liberar derechos de vía, entre otras medidas).

¿Qué tal subir un poco el metro y desarrollar con los recursos adicionales la transformación del servicio de superficie? Resulta que poco más del 13% de los habitantes de la ciudad se mueven en metro y un 55% se mueven en autobús, microbús o combi. Cobrar más en el metro nos permitiría fondear la sustitución de unidades de la siguiente forma:

1.Se crea una empresa público – privada para la compra y arrendamiento de autobuses con altas especificaciones
2.Se pacta con un socio privado la conformación de un servicio de arrendamiento que incluya el encierro de los autobuses durante la noche y el mantenimiento en las horas más convenientes para la operación.
3.Todas las rutas quedan obligadas a actualizar su parque vehicular con más de 10 años en una primera etapa, y todas pueden optar por arrendar sus autobuses a esta empresa público – privada.
4.Esta empresa debe suplir la falta de financiamiento al transporte público por parte de los bancos de tal suerte que disminuya el riesgo para los participantes, abarate la sustitución de unidades y fuerce a los transportistas a mantener estándares de operación elevados: recaudación centralizada por ruta, capacitación a choferes, seguros vigentes, etc.
5.La empresa de arrendamiento deberá mantener costos administrativos bajos y una metodología de estimación del subsidio por pasajero estricta, bajo la cual siempre se mantenga en un nivel de subsidio por pasajero menor que el resto de los sistemas de transporte ofrecidos por el Gobierno del Distrito Federal.

La reducción de contaminantes no se logrará construyendo más metro, sino reorganizando el transporte de superficie. Tardaríamos muchas décadas en hacer que los trenes fueran el sistema predominante (como de hecho sólo ocurre en Tokio). Por ello es fundamental que el servicio de autobuses sea de calidad, rápido, y con los incentivos y facilidades adecuadas para su transformación. Hoy tengo claro que carece de tales incentivos y creo que esto lo podemos lograr por medio de una empresa de arrendamiento público - privada, que reciba el fondeo mediante una reducción del subsidio al metro.

jueves, 3 de marzo de 2011

¿Es la libertad de expresión la que está en riesgo, o nuestra inteligencia?

José Alberto Márquez Salazar
(Colaborador invitado)


El día que fue exhibida a todo público y por primera vez la película Rojo Amanecer – que relata los algunos de los acontecimientos del 2 de octubre de 1968, algunos medios de comunicación manifestaron abiertamente su preocupación porque el público asistente fuera a realizar desmanes. Lo cierto es que no ocurrieron grandes incidentes salvo algunas mentadas de madre o insultos al régimen, al PRI y sus políticos. Era un país que apenas marchaba sobre las ruedas de la transición y, todavía, el monopolio de los medios era controlado de diversas formas: controlando el papel, las concesiones, la publicidad, etcétera. Y eran tiempos también, en los que Carlos Salinas de Gortari buscaba una legitimidad que no había obtenido en 1988, por esa razón el mismo cine mexicano proyectaba una nueva era con actores que habían sido críticos y con películas que abrían y proponían temas antes no exhibidos en las salas. Aunque muchos la habían visto en copias La Sombra del Caudillo todavía permanecía “enlatada”.

El día de ayer, un comunicado oficial de la Secretaría de Gobernación dio cuenta sobre la suspensión provisional de la exhibición de la película Presunto Culpable. Este es el cuerpo del boletín:

“El día de hoy, la Jueza Décimo Segunda de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, licenciada Blanca Lobo Domínguez, notificó a la Secretaría de Gobernación haber concedido la suspensión provisional de la autorización de exhibición comercial del documental “Presunto Culpable”, con motivo de una demanda de amparo interpuesta en contra de actos de autoridad emitidos por la Dirección General de Radio Televisión y Cinematografía, entre otras instancias.
 
La Secretaría de Gobernación, a través de la Dirección General de RTC cumplimentará en tiempo y forma dicha resolución judicial en el ámbito de sus atribuciones y atenderá el procedimiento judicial correspondiente para acreditar la legalidad de sus actuaciones.
 
Cabe señalar que el pasado 1 de febrero, la Dirección General de RTC autorizó y emitió la clasificación “B” (recomendada para adolescentes mayores de 12 años) a la película denominada antes mencionada, cuyo estreno comercial se llevó a cabo el 18 de febrero.”

Sorprende la incapacidad de comunicación que tiene un organismo como la Secretaría de Gobernación, encargada de generar gobernabilidad en el país. Es claro que el mensaje es la suspensión provisional de la película, pero no se dice quién solicitó el amparo, por qué motivo y porqué se resolvió así.

Inmediatamente la información motivo una serie de sospechas –en el país del sospechosismo, diría Santiago Creel- sobre una posible censura. En tanto algunos medios de comunicación informaron sobre las declaraciones que los realizadores del film hicieron en sus cuentas de twitter, hoy el periodismo parece hacerse desde ahí, El Universal logró entrevistar a un productor asociado, Nicolás Vale, quien afirmó que “la suspensión de su exhibición comercial no es un acto de censura, sino de desesperación, ante la evidencia del sistema judicial en el que estamos.”

Al margen de que la película exhibida solamente reafirme las circunstancias de un aparato judicial corrupto, burocrático y delincuencial –cosa que muchos sabían de primera mano al sufrir sus indolencias- la película se había colocado en la cartelera bajo la plataforma del morbo y se había convertido ya en un fenómeno. (Recomiendo una crítica certera de Fernando García Ramírez escrita sobre el largometraje en http://www.letraslibres.com/blog/blogs/index.php?blog=14. Crítica, que no está de más decirlo, también recibió muestras de intolerancia sobre los comentarios).

Y es que así andamos en México, de chisme en chisme, de sospechosismo, de conjura en conjura y el boletín de la Secretaría de Gobernación atiza el fuego sobre una película que es confirmación de lo que todos sabemos, pero no nos atrevemos a decir claramente. Pero hay más aún, luego de la película, hasta los jueces del TSJDF fueron a verla en exhibición privada, no se ve cómo se restituyan esa y otras justicias más pendientes.

Hace menos de un mes fue Carmen Aristegui y MVS quienes montaron una exhibición sobre sus problemas y los problemas de los poderes facticos que hay detrás de ellos; hoy, Presunto Culpable es un nuevo tema para volcarnos a defender la libertad de expresión sin detenernos a definirla y entenderla bien. En tanto, otros problemas más serios siguen andando sin que logremos detenerlos.

La libertad de expresión, ese derecho inalienable –decían los clásicos- debe ser defendida, pero también debe ser bien definida y alejada de las tentaciones de convertirla en objeto de la lucha política que tienen los grandes grupos empresariales y políticos que poco se preocupan por el ciudadano.

El desaseo con el que el gobierno federal se maneja –aún cuando tenga una base jurídica sólida- puede llevar muchas confrontaciones estériles acelerando un proceso político electoral que sigue sin pintar para nada bueno.

jamsalazar96@gmail.com
http://pensar2018.wordpress.com/